Al otro lado del espejo

Bueno querido, es hora de desempolvarte. Me han dado ganas de transportarme nuevamente hacia el otro lado del espejo, ese espejo en el cual paso horas observandome con vanidad y desbordante amor propio, mismo Narciso contemplando su reflejo en la fuente, igual de maldecidos estamos los dos. ¿Pero qué encontramos al otro lado? Dos caminos: el magenta y el cyan albanta. En el primero, encontramos al señor Equilibrio que vive junto con el reflejo de la niña buena; en el segundo, vive el reflejo de la niña mala y el señor Deseo. Todo el cielo se pinta de tonalidades violetas con las auroras boreales que fueron condenadas a vivir infinitamente en ese cielo maldito y gris. Pero, adentremonos aún más, cruzando las montañas hay tierras áridas pobladas por árboles muertos de los cuales cuelgan memorias suicidas, correteando entre ellos estan las pequeñas Experiencias, pero qué criaturas para más inquietas! En la cima de la colina, dónde se unen los dos caminos, se encuentra el castillo, nadie nunca ha entrado, pero los pobladores siempre debaten sobre eso, algunos dicen que es hermoso y perfecto; otros, le temen tanto que prefieren no hablar de ello. Es un verdadero misterio, hasta para mi misma. Llegará el momento en el que me buscare y me encontraré. No se si mi sorpresa será magenta o cyan albanta.

arte-facto