jueves, 6 de agosto de 2009

La historia de nunca acabar

Había una vez una princesa con un reino flotantante como si fuera una nube pero a la vez solido y seguro como el suelo, a su reino solo entraban personas seleccionadas, pero también habían personas que no se daban cuenta de su existencia en ese reino. Sus padres no estaban enterados que eran los dueños del lugar, pero estaban allí. La princesa tenía un buen corazón, algo dañado pero bueno al fin y al cabo. Tenía como pasatiempo principal caminar, pero no caminaba con la mente en blanco, mientras caminaba les daba un rango a las personas del lugar. Algunos eran bufones, otros podían ser simples plebeyos, unos pocos eran príncipes o princesas de lugares vecinos, los mas seleccionado eran los príncipes violetas y las duquesas turquesas. Las duquesas de la orden turquesa eran las compañeras de la princesa en sus travesías por otros mundos, ella les tenía mucha confianza y cariño. La princesa separaba a los príncipes violetas en diferentes grupos, unos eran para escuchar, otros eran para ver, cada uno tenia una misión diferente, había un lugar que estaba destinado por la princesa para que sólo ingrese un príncipe violeta. La princesa sabía que cuando a ella le toque reinar tenía que conquistar mas lugares para que su reino se expanda, pero ella tenía en la mira un mundo algo lejano y helado. Ella estaba segura de que su felicidad se encontraba allí, junto a una mascota extraña y un príncipe de corazón nórdico. Pobre princesa, todos le dicen que es imposible y que todo lo que desea son mas que volátiles antojos de niña, pero ella sabe que obtiene siempre lo que quiere y va hasta ahora contra la corriente y las habladurías de la gente. Al fin y al cabo, el que no sabe lo que quiere, no se merece lo que tiene.

1 comentario:

Chiara dijo...

Siempre príncipes y princesas maravillosas... ¿y algún mortal como yo? Me sieno olvidada... ¿Dónde estás eh?