lunes, 5 de enero de 2009

Y así fue como todo pasó...

En la obscura y tórrida noche del día diecinueve del quinto mes del año 1986, en ése lugar que, años atrás, fue un lugar mágico para ella, fue el lugar en donde conoció a su alma gemela, en esa acogedora taberna que desde el año 1900 acogió muchas historias difíciles de creer, en ese entonces ella no imaginaba la desgracia que conllevaba ese místico encuentro. Pero ahora estaba ella andando junto a su pusilánime alma atormentada por sus catastróficos recuerdos, lamentablemente no lo podía evitar. Aún recuerdo cuando le dí la desastroza noticia: -No te digo que no solloces- le dije -pues no todas las lágrimas son malas. al escuchar esto se exaltó y cuando le expliqué lo sucedido claramente pude ver en su ojos la reproducción de una miserable película de memorias sin algún orden coherente para mí, pude ver el reflejo de los ojos de su amado tan verdes como los frutos de la vid, sus ondulados cabellos color cenizo siempre dispuestos a danzar junto al viento, su exagerada sonrisa siempre erogando simpatía, pude ver también escenas de aquellas hermosas auroras boreales que vivieron juntos un noviembre en su país natal, pude sentir su zopenco corazón querer salir en busca de su otra mitad, pero, desgraciadamente su otra mitad dejó de latir y feneció de la manera menos esperada. Yo siempre digo que lo peor de tener una memoria virtuosa es no poder olvidar lo que no queremos rememorar. Ella nunca pudo entenderlo, nunca pudo atajar a esas memorias que atormentaban su existencia, la culpa la consumía, ella pudo evitar que pasara, pero su egocentrismo pudo más que su amor. Y así, despues de cuatro inviernos la cicuta que atravesaba su alma terminó con su corazón apagando su resplandor por completo y dejando que su resentida alma actúe sobre su cuerpo. Al amanecer la encontré desplomada sobre el aparador de su alcoba tan pálida como el cerúleo de esa mañana, tan fría como el viento de la noche anterior y tan ensangrentada como el arma que estaba tirada descargada en e tapizón. En conclución, todos poseemos una bujeta de memorias dentro del corazón que siempre atormentará nuestra calzada. Desdichada tu alma si algún día sufrió o sufrirá un acontecimiento como el de la historia anterior, espero que encuentres consuelo al saber que tu desdicha es mínima a comparación con la de otras almas y que al haber leído esta historia te hayas dado cuenta de que la tristeza del corazón consume tanto como el fuego consume la leña. Espero también, que por decición del destino o por tu propia decición, esta no sea tu última historia leída. Me despido como sólía hacerlo ... besos sangrientos,

Luna Violet

1 comentario:

Betoxico dijo...

Me habia olvidado que nunca comente este post.... "ella pudo evitar que pasara, pero su egocentrismo pudo más que su amor." NO entiendo xq esta frase la puedo vincular con alguien??... Y si definitavamente este no será mi última historia leída